miércoles, 20 de mayo de 2015

El Toni 2 o esa noche en la que un piano bar y yo nos encontramos en Madrid

Queridos amigos, todos. Quiero empezar mi retorno a la blogosfera hablando de uno de los bares que más me ha llamado la atención estos últimos meses. Los que conocen la noche madrileña de fin de semana habrán oído hablar de este bar: el Toni 2. Pero yo, por salirme de la línea -como siempre-, os quiero hablar de este maravilloso lugar y de su ambiente -f l i p a s- los días de diario, que parece una tontada pero NO, sólo mola cuando al día siguiente hay que trabajar. Antes de empezar os diré el punto fuerte: se puede cantar micrófono en mano. FIN.

Empezaré por el principio de los tiempos.

Allá en 2010, año en el que deposité mi maleta de mimbre y mi boina pueblerina en tierra madrileña por primera vez, mi primo de Murcia vino a la capital por motivos de trabajo. Insensata de mí, quedé con él a la salida del máster y tras una cañita en un bar de Chueca me llevó al bar que hoy es protagonista. He de decir que no es un bar cualquiera: no es moderno pero tampoco es un antro. Es un lugar que parece que se ha quedado anclado en los años 70 -o antes- y es entrar y trasladarte a otra dimensión. En ese momento, según bajé las escaleras y vi a los camareros vestidos cual botones, todos los terciopelos de los sofás y las lámparas que ahora llamaríais vintage, me enamoré a tope de power del lugar.

Con mi tercio de la mano al que me invitaron -y menos mal- fuimos al fondo del bar y, OH, sorpresa, descubrimos un piano con una cola de unos 4 metros que la clientela utilizaba de barra. Imaginaos como se notaba la revolución de sentimientos en mis ojos de provincia y mi alma de viejuna. Allí nos dirigimos, escuchando el sonido embriagador que emitía uno de los tres pianistas que trabajan allí. No recuerdo qué canción era, pero bien podía ser "Y sin embargo te quiero", de la gran Juanita Reina. Todo iba bien hasta que una señora emperifollada hasta arriba, con sus mil capas de maquillajes y alhajas varias se hizo con un micrófono y empezaron a sonar las primeras notas de "Ojos verdes", de la diosa Conchita Piquer -nota mental: descubrir por qué las cantantes de copla de antaño tenían que añadir el ita a sus nombres-.


Escuchar a esa mujer fue de lo más curioso. Su voz grave pero femenina, esos gestos de estrella, de diva... Ma ra vi llo so. Cuando terminó pudimos hablar con ella porque es todo como muy familiar. Pues la tía muy maja y muy loquer. Luego nos contaron que es la mujer transexual que es taxista, canta a sus clientes y que salía en Callejeros -aquí el programa completo-. Por llamativa que fuera esta mujer, el resto no se quedaban atrás: señores mayores con jovencitas mulatas, señores mayores con jovencitos, señores y señoras mayores en general, gente de mediana edad que parecía normal... Y yo, claro. Ah, y mi primo de Murcia y sus colegas de trabajo.

Calle Almirante, 9 Madrid
En 2010 no me lancé a cantar pero 5 años después he vuelto. Estábamos destinados a encontrarnos de nuevo y esta vez para iniciar una relación muy bonita. Desde que volví a descubrir el Toni 2 hace unos meses, he repetido en varias ocasiones y como decía al principio, sólo los días de diario. La explicación: el fin de semana se pone hasta arriba de people y no puede uno estar a gusto. Los días de diario están los de siempre y con los que hablamos de vez en cuando mis coleguis y yo: esas tres hermanas que se toman sus copichuelas, el señor que va los lunes, los miércoles y los viernes y luego gente que va un poco así -no se sabe de qué- y todos aquellos que van a pasar un buen rato.

Os dije que la primera vez me invitaron. Obviamente, no siempre iba a ser así. Os cuento. Los días de diario la entrada es gratuita -findes 10€- pero si pides algo en la barra, el precio se sube bastante. Por ejemplo, un tercio de cerveza te cuesta 7 euritos, aunque te ponen unos cacaueses para acompañar. De las copas ya me olvido, mejor lo preguntáis cuando vayáis,

Sobre lo de cantar, of course, yo he cogido ese micrófono babeado por todas las generaciones vivientes para cantar a Cecilia y su "Ramito de violetas", a Jeanette con "Soy Rebelde" -esa me queda fetén, doy tanta pena como ella- y como no podía ser de otra manera, me he echado algunas de los Beatles y también de Massiel. Y ese es sólo parte de mi repertorio, así que os invito a escuchar el resto en este lugar tan genial.

Me despido, pues, con la canción que clavo poniendo el falsete en modo extremo. Casi como Jeanette, pero mejor.




2 comentarios:

  1. Me alegro mil de que vuelvas al redil bloguero :) Aunque tu repertorio me da un poco de miedo, que le parecería viejuno a mi abuela. Lo digo desde el cariño, EH!

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    1. He tardado tres meses en darme cuenta de que tenía un comentario... ¡Vaya tela! ¡Pero oyes, que lo viejoven se lleva!

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